jueves, 25 de enero de 2018

Aguas profundas. Avatar III



El dios de la Guerra ha muerto en su ataque a Tantras, y Medianoche y sus aliados han recuperado la primera de las Tablas del Destino, en las que el Sumo Hacedor grabo las normas que rigen el equilibrio de Faerun, buscadas con ansia por los dioses caídos pues es el único medio de recuperar la gloria perdida, y también por los humanos para salvar a las Reinos del caos. Pero ahora, Medianoche, Kelemvor y Adon se enfrentan a lo más difícil: atravesar el mundo para llegar a Aguas Profundas donde está la segunda tabla, protegida por los engendros de Myrkul en el reino de la Muerte. Su misión, obstaculizada por el traidor Cyric que anhela poseer las tablas para sus propios fines, y por el señor de la Muerte, dispuesto incluso a llegar a la destrucción de los Reinos, les hace vivir aventuras espeluznantes que se prolongan hasta llegar a la presencia del mismísimo Ao.

Y seguimos con la trilogía de Avatar, sé que hay dos libros más, pero podría decirse que este es el final, él que pone el punto y aparte a la era de los trastornos.

La trama sigue donde se quedó en el último libro, Medianoche, Adon y Kelemvor continúan su viaje a Aguas profundas seguidos de los dioses y de Cyric. La trama en este libro se vuelve un poco más adictiva por la cantidad de acción que hay, por lo menos más que en los otros dos, pero es repetitiva, es decir siempre los buenos son perseguidos por alguien se libran de él y vuelve la persecución por otro, por lo que se hace muy previsible lo que va a suceder.

En cuanto la narración, tiene un estilo sencillo, fluido, y es parca en descripciones la mayoría de las veces, como pasa en libros anteriores por lo que es gratificante de leer y no hay mucha complicación ni tienes que leer algo varias veces para comprender que está sucediendo.

En cuanto a personajes solo voy a destacar que la evolución es buena, pero la de Cyric y Adon, que a mi entender son los dos personajes que mejor quedan retratados en estas novelas, es notable, pues ambos pasan por lo mismo pero uno se deja llevar por su ansia de poder y el otro por el contrario pierde el poder y se queda con la lealtad a sus amigos, y en ambos casos ambos son recompensados de manera justa a su comportamiento, lo que me ha dejado un amargo sabor de boca es lo de Kelemvor, pues su evolución también me ha gustado bastante ya que pasa de mercenario puro a héroe desinteresado, pero los eventos que le suceden al final del libro me parecieron injustos si los comparamos con los otros tres personajes, pero bueno así es la vida como se suele decir.

Uno de los puntos que me ha gustado es que estas noveles nos ofrecen una explicación más detallada de cosas sobre Toril, como funciona la magia, la fe de los Dioses, etc. Y que el libro cuenta con un final digno.

Lo malo, como ya he comentado la estructura es la misma que los anteriores y en todos se repite en mayor o menor medida haciéndolos un poco previsibles.

De todas formas si me dijeran que si los recomendaría, diría que sí, pues como se ha dicho estos libros explican muy bien la era de los trastornos y su porque, por lo tanto es interesante sobre todo para saber el por qué cuando hablan en otros libros de Reinos olvidados.

lunes, 8 de enero de 2018

El cuento de la criada.

Blessed be the fruit...
La serie es sobervia, y pese a que ya he leído a alguno calificarla de feminista no podría estar más alejado de la realidad (tiene toques eso sí), se trata de una distopía muy bien relatada, me supongo que aquellos que la tildan de feminista (ya sea para bien (aunque eso no exista) o para mal) pensaban más en el capítulo 1x07 de Sliders (The weaker sex, que lo recuerdo bastante interesante, cómico y crítico a partes iguales, aunque en general toda la serie merecía la pena).

Me gustó bastante como manejan el pasado y presente, muy bien dosificado.

No tanto un pequeño discurso que suelta un personaje, se entienden perfectamente sus razones pero como lo cuenta y cuando lo cuenta no está para nada bien insertado. 

Y ya para ir cerrando, nose si me termina de gustar o disgustar, pero me dejaron sin habla la "ceremonia" y el teatro del parto demasiada parafernalia para mi.

PD: ¿Podríamos decir que la mujer es una loba para la mujer?