martes, 20 de diciembre de 2016

Las tumbas de Atuan. Los libros de Terramar II


Han pasado más de diez años desde que Ged se enfrentara a su propia sombra en Un mago de Terramar. Capaz ahora de actuar en beneficio de otros, decide recobrar la runa de la unión, la mitad perdida del anillo de Erreth-Akbé, guardado, se cuenta, en las Tumbas de Atuan. La sacerdotisa de las Tumbas es Arha, que lleva el significativo apodo de la Devorada, y que no tiene identidad, pues la ha perdido para ponerse al servicio de los Sin Nombre, las potestades tenebrosas de Terramar.

Nueva entrega de la serie Terramar. Esta vez es el segundo libro.

La trama de este libro nos presenta esta vez las tierras kargas, y más concretamente Atuan. Empieza explicando como se concibe la vida en el imperio Kargo, y después ya pasa a como esta jerarquizado y la religión, que al igual que en otros libros, hay dos religiones predominantes la religión de los Reyes-Dioses mas reciente y se enfoca en las figuras de los gobernantes del imperio y la religión a los Sin nombre que es la ancestral, que es la que predica sobre todo en Atuan, aunque ambas se complementan.

Tengo que decir que este libro que a pesar de ser corto, unas 168 paginas se me ha hecho mucho mas pesado que el anterior, pues la primera parte del libro es lenta y hay en algunos momentos que me han dado ganas de abandonarlo, pero ya casi a la mitad, mejora un poco pues aparece Ged y le da el toque de acción que necesita el libro, pero tampoco es un cambio brusco, sino mas bien es como el cambio de una carretera con un tipo de asfalto a otro.

El cambio de estilo con respecto al primero es enorme, en el primer libro se narra un proceso muy largo de maduración en cuanto a Ged, que en este libro pasa a ser un mero acompañante, en este caso es Tenar una sacerdotisa de los Sin nombre la que es la protagonista y se nos cuenta como va evolucionando desde que es una niña hasta que llega los dieciséis años, aunque su evolución es mucho mas rápida que la de Ged.

En cuanto a personajes tenemos a un Ged más maduro, para mi gusto, demasiado (pues poco se explica que ha hecho durante los diez años que pasa desde el primero a este libro, solo que ha estado de viaje y que se presento voluntario para encontrar el anillo de Érreth-Akbe) es mas hay ciertos aspectos que en el primero no se muestran que en este segundo si lo hacen como por ejemplo el color de piel entre los habitantes  del Archipiélago y de las tierras  kargas.

Tenar, que al igual que Ged en sus inicios es una muchacha joven e inocente se ve tomando una gran responsabilidad, ser la gran sacerdotisa de las tumbas de Atuan, pero, cuando toma conciencia de lo que se espera de ella, y que es lo que tiene que hacer, deberá pasar por una encrucijada en la que elegir las tinieblas o la luz, provocándole inevitablemente dolor el dolor y sufrimiento. La autora nos dejaba claro que había caminos equivocados que llevaban a destinos correctos, pero nada es inocuo y todo tiene un precio.

Si algo quiero destacar es el culto a los Sin nombre, pues es algo extraño y absorbente, pues sus características principales son que todos visten de negro y hay lugares en los que la luz está prohibida porque las tinieblas han de dominarlo todo.

La parte final me ha dejado un poco como el de la primera, es decir que pasa sin pena ni gloria y se pude concluir que esta segunda parte es inferior a la primera pero que no pasa nada si se lee, pues te introduce un poco más en el mundo de Terramar, sus características, aventuras y personajes.

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