domingo, 21 de septiembre de 2014

Tiempo de odio. Saga Geralt de Rivia IV.



Decir que la conocí sería una exageración. Pienso que, excepto el brujo y la hechicera, nadie la conoció de verdad jamás. Cuando la vi por vez primera no me causó especial impresión, incluso pese a las extraordinarias circunstancias que lo acompañaron. Sé de algunos que han afirmado que al instante, a primera vista, percibieron el hálito de la muerte que seguía a esta muchacha. A mí sin embargo me pareció completamente normal, y ya por entonces sabía yo que no era normal, por eso me esforcé en mirar, descubrir, percibir lo extraordinario en ella. Pero nada vi y nada percibí. Nada que pudiera haber sido señal, presentimiento ni profecía de los trágicos acontecimientos posteriores. Aquéllos de los que fue causa. Y aquéllos que ella misma provocó.


Bueno pues vamos con el cuarto libro de la saga de Geralt de Rivia.

Este libro no está centrado para nada en Geralt, sino más bien aparece en unos cuantos capítulos y poco más. La protagonista que le quita el papel a Geralt es Ciri, pues el libro estaba en un 75% centrado en ella y en sus acompañantes, es decir Yennefer y Geralt. Por lo que la portada de este libro está muy acertada.

La trama sigue justo donde se quedó la de la sangre de los elfos, es decir con Ciri y Yennefer por un lado y Geralt por otro. En esta trama vemos cómo va progresando Ciri con la magia junto a Yennefer. También se mezcla con esto las intrigas políticas entre los cuatro reinos del norte, los nilfgardianos y los hechiceros, vamos que me recordó mucho a juego de tronos en ese aspecto.

El ritmo del libro como pasaba con los anteriores es trepidante y engancha aunque no esté Geralt de por medio,  porque los giros de tuerca que da el autor, sobre todo cuando se descubre quien es realmente Ciri, me dejaron patidifuso, pues creo que es una de los descubrimientos que pueden marcar los demás libros, y se sabe ya por que el emperador Emyr quiere realmente a Ciri.

La trama a diferencia de las anteriores en las que pasaba de todo y a toda velocidad en este libro se ha sosegado mucho y el ritmo en cuanto a hechos puntuales decae, pero es compensada como el alto ritmo narrativo.

En cuanto a narración no comentar nada, sigue la misma línea que los anteriores, y lo que más me atrae de eso es como he dicho en anteriores veces, el lenguaje pueblerino del siglo XVI – XVII que me encanta.

Otro de los aspectos que he visto soberbio es como el autor trata a los magos, pues son seres poderosos, arrogantes, vanidosos, narcisistas y demás adjetivos que se os puedan ocurrir. Y claro al ser todo esto, el autor sabe muy bien enfrentarse a la edad de estos y en alguna que otra ocasión nos deja con la miel en los labios, al leer que uno mago va a decir su edad pero de repente cambia de parecer y nos deleita con una frivolidad.

Un punto que creo que es importante en esta saga es la relación de Geralt y Yennefer, pues como todos sabemos desde el primer libro se ve que están enamorados ambos pero son reticentes, como si esa relación fuera destructiva para ambos, cosa que lo es, pero lo que se ve en este libro, es porque realmente esa relación es algo rara, pues se ve que Geralt actúa como un perrito faldero cuando esta Yennefer, y eso hace al brujo un ser más terrenal y humano de muchos que se hacen llamar humanos.

Para finalizar, solo decir que el final del libro nos deja con un sabor muy agradable y que nos insta a continuar con el siguiente volumen, pues de los cuatro libros es el final que más insta al lector a continuar. Además de que lo podemos ir arrimando más a un tono más oscuro que los anteriores.

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