lunes, 2 de junio de 2014

Markwart el abad maléfico. Guerras demoníacas IV







Una nueva y siniestra amenaza se cierne sobre Corona, pues el poder del Dáctilo no fue vencido por completo mediante el sacrificio del monje Avelyn Desbris. Las tinieblas se han infiltrado en los lugares más sagrados y un jerarca espiritual, antaño admirado, cambia el rumbo de su vida para entregarse a la más perversa e insidiosa venganza contra las fuerzas del Bien. Y al tener las gemas en su poder, nada puede detener la propagación del funesto mal.

Este cuarto volumen de Las Guerras Demoníacas retrata con un estilo épico el choque entre la inocencia y la malevolencia más terrible.


Bueno pues parece que Salvatore no nos deja en la estacada.

Como bien dije el anterior libro era un simple libro de transacción pues este ya empieza a encaminarse a lo que nos tiene acostumbrados Salvatore.

La trama se vuelve más rápida y trepidante, pues las constantes luchas e intrigas hacen que te sumerjas en ella para saber que leches pasara con Elbryan y compañía, o que hará Markwart con la iglesia.

Eso si la trama aún sigue perfilándose para el enfrentamientos final, y como por parte de Elbryan y compañía poco se puede rascar, este libro también está muy centrado en las intrigas de la iglesia que se vuelven más violentas. También se ve como las facciones dentro de esta empiezan a tener nombres y apellidos.

Los personajes cabe destacar que aunque no tienen mucho más evolución salvo Markwart salen secundarios que dan vidilla a esto como puede ser Jojonah que intenta suplir la ausencia de Avely o Juraviel que sigue siendo el fiel amigo de Elbryan y como controlándole como si fuera su niño pequeño para que no la cague.

Roger también tiene cierto protagonismo aquí, pero hay una parte que desaparece para aparecer de nuevo sin saber cómo ni cuándo ha llegado donde tenía que llegar.

Lo que más me ha llamado la atención de este cuarto libro y del anterior es la progresión de Markwart, pues está muy bien llevada, pues se va viendo como progresivamente el dáctilo se va apoderando de el de una manera tan sutil y escurridiza que a veces piensas que esta tan podrido por dentro que no es el dáctilo sino el.

Y para finalizar me sigue encantando la forma en la que los mojes obtienen la magia, pues que la saquen de las gemas es otra de ideas sobre el concepto de magia que me han encantado.

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