viernes, 28 de marzo de 2014

El bastión del espino. Los Arpistas IV






Algo no va bien en la Ciudad del Esplendor. Una nueva amenaza acecha en las sombras de Aguas Profundas. El archimago Khelben Arunsun decide enviar a la astuta Arpista Bronwyn en una misión que le permitirá reencontrarse con su padre y recuperar un peligrosa herencia. Bronwyn desvelará un secreto de familia que amenaza con destruirla, no sólo a ella, sino a los mismos Arpistas.

 Bueno ya queda menos para terminar con la pentalogía de los arpistas.

Este libro le tenía cierta reticencia porque se desvinculaba o eso creía yo de todos los personajes fuertes de la pentología, pero nada más allá de mi imaginación, pues aunque la protagonista es una humana llamada Bronwny tenemos a nuestros dos personajes estrella como son Danilo y Khelben.

Bueno pero vayamos como siempre, la trama no tiene nada que envidiar a la de los anteriores libros aunque no aparezca Arylin ni Danilo como personajes principales, pero yo creo que la autora ha sabido introducir un nuevo personaje tan entrañable como Bronwny sin que la sombra de Arilyn y Danilo pululara por ahí, aunque si he de admitir que la historia es muy parecida a la de Arilyn en cuanto a orígenes del personaje.

La trama es rápida y dinámica y siempre está cambiando de punto de vista pues nos relata la historia de Bronwny, el paladín que tiene un nombre raro, Ebenezer y Dag hasta que todo desemboca en lo que yo suponía un final apocalíptico, pero que a decir verdad era más simple y llano que una baldosa de piedras, cosa que no me lo esperaba. Nos muestra a tres organizaciones que se pueden considerar el triángulo clásico del equilibrio, pues tenemos a la organización malvada los zhentari los cuales su único propósito es el poder de cada individuo unidos por lazos que parecen frágiles pero que son más fuertes de lo que parece, los paladines que son los que hacen el bien, o eso se cree pues no siempre es así, y los arpistas que son los que se encargar de que ni unos ni otros obtengan un poder que sobre pase los límites establecidos.

Los personajes principales tiene sus buenas cosas pero no me dejan de pitar los oídos, sobre todo con Browny que parece que es demasiado alegre después de todo lo que le pasa, no se creó que es algo un poco desquiciante que sea tan positiva siempre, vale que reza a Tymorea pero joer un poco más pesimista no le hubiera venido mal.
Algorid nada que objetar, es el típico paladín recto y moral que solo piensa en cumplir con su deber, al igual que Ebezender, aunque es un enano no se me gusta ese contrapunto que tiene de andar de aquí para alla y no quedarse quieto bajo tierra.
Lo que más me ha llamado la atención es que al principio del libro parece que cuentan algo de Khelban de joven, y parece ser que Khelban no era el mago tan pacifista como lo es ahora, pero como siempre lo ha dejado ahí en un halo de misterio que creo que sería bueno dejarlo así, pero coñe yo quiero conocer a ese mago misterioso que ha vivido mucho tiempo y que poco se sabe de él. Además que sigue con sus formas de hacer las cosas que no siempre son las adecuadas pero si necesarias.

Y Danilo como siempre con esa pose de dandi que en los momento importantes se pone serio y es como todo el mundo espera que sea, así que… poco más que añadir, solo que parece ser que es un don juan el picaron pues tuvo un rollo con Bronwny.
Eso sí Danilo y Khelben son dos magníficos secundarios pues tampoco es que aparezcan mucho en la novela, pero cuando lo hacen dejan su impronta.

En resumen este cuarto libro de los arpistas no deja que la saga de un bajón como pasa con ostras que introducen nuevos personajes, sino que la mantiene ahí, para creo yo dar el colofón final, pues poco más se podría haber metido si este libro lo hubiera llevado Arilyn o Danilo, y además al no tener a estos dos se puede leer el libro sin necesidad de partes anteriores pues es un libro atípico que rompe con los tres anteriores, aunque conserva algo de los anteriores.

Solo estoy esperando al libro final para ver como acaba todo este asunto de los Arpistas.

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