lunes, 13 de enero de 2014

Libro de buen amor.

Me hubiera molado tener el libro como el dibujo de la portada.

Como hacía mucho que no leída nada español, decidí ponerle remedio y caté este libro. Empecé a leerlo y...lo acabé, pero me parece que no era el momento de leerlo, no es que sea malo pero tuve que aportar más al libro de lo que recibía, por lo que me dejó una sensación agridulce que seguramente se deba a dos razones que no esperaba encontrar hasta que empecé la lectura claro está.
La primera es que no está escrito en prosa sino en verso con lo que no se lee tan fluidamente sino que hay que tomarse con calma la lectura, si bien he leído otros libros de poemas (Campos de Castilla es una prueba de ello) y no se me han caído los anillos por ello, para amenizarlos y dosificarlos suelo intercalarlos con otro de prosa (así los poemas los leo con calma y no se me queda la sensación de que no avanzo), en este caso como el libro estaba en calidad de libro de viaje no podía hacerlo, y ayudo bastante a la otra razón.
La otra razón es que el libro estaba en castellano antiguo, que si bien me he leído "hace poco" un libro en Llionés y unos cuantos arcaísmos deberían suponerme un problema menor, en el caso del Leonés tenía un diccionario al final del libro, mientras que en el que nos ocupa no sólo no lo tenía sino que al tratarse de un libro de viaje no podía consultar las dudas (además, siendo un libro escrito en verso no tiene sentido una adaptación a la actualidad ya que se perderían las rimas). Sí, tenéis razón, si esto ya me pone impedimentos no quiero pensar en como será un Shakespeare original (con su inglés antiguo me refiero) o un Tolstoi (ídem) pero por suerte hay ediciones con su idioma más actual.
Pero esto no quiere decir que es un libro malo sólo que no he conectado, quizás algún día lo vuelva a leer, que para esto siempre hay tiempo.
Y como siempre (digo siempre, y habrán sido un par de veces las que lo haya hecho jaja) os dejo un par de extractos que me han gustado:
Señora, oíd primero la mi razón;
yo soy más perezoso que éste mi conpanón.
Por pereza de tender el pie fasta el escalón
caí del escalera, finqué con esta lisión.

Otrossí yo passava nadando por  el río,
fasía la siesta grande, mayor que ome non vido,
perdíame la sed; tal pereza yo crío,
que por non abrir la boca de sed perdí el fabla mío.
Sea un ome nesçio e rudo labrador,
los dineros le fazen fidalgo e sabidor,
cuanto más algo tiene tanto es más de valor,
el que non ha dineros non es de sí señor.

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